El Universo es una totalidad indivisible.
Esta es una verdad indiscutible tanto para la Metafísica como para la Física Cuántica, la forma actual de la física.
Analicemos cualquier objeto a nuestro alrededor. Sea lo que fuere, está formado por moléculas, las moléculas están formadas por átomos, y los átomos están formados por quarks. O sea, todo lo que nos rodea es energía pulsando, danzando.
Pero nosotros no percibimos ese océano fenomenal de energía, sino que vemos objetos, seres, cosas.
Esto es porque en realidad filtramos al Universo primero a través de nuestros cinco sentidos.
Es obvio que la percepción que tiene del Universo un perro por ejemplo será muy distinta a la de un ser humano. No ve en colores, vé en tonos de grises. Su oído percibe sonidos que están muy por encima de nuestro alcance y su olfato es "tridimensional", puede rastrear olores y percibir su dirección.
Resumiendo, sólo percibimos del Universo lo que nuestros sentidos pueden "traducir".
Por si esto fuera poco, los científicos calculan que nuestro sistema nervioso, nuestra biocomputadora central tiene la capacidad de procesar algo así como 16 bits por segundo (El bit es una medida de información). Sin embargo suponen que el Universo nos bombardea con más de un millón de bits por segundo de información. Lo que percibimos es casi nada....
Existe mucho más de lo que percibimos.
Por lo tanto, cuando en Metafísica afirmamos que lo "invisible" crea lo "visible" estamos dando una afirmación totalmente científica....
La semana próxima seguiremos con los principios básicos de la Metafísica Práctica.
